La industria de molienda de soja, principal complejo exportador de la Argentina, registró su peor nivel de actividad en 15 años en los primeros cuatro meses de comenzada la campaña comercial de la oleaginosa, como consecuencia de la falta de mercadería por la sequía y la paralización de la comercialización del poroto en el mercado interno, que no pudo ser compensada por la importación récord del grano, en tanto que el Gobierno anunció medidas que buscan sostener la actividad del sector.
Segùn la entrevista con el equipo de Telam el director de RIA Consultores, Javier Preciado Patiño, explicó que “normalmente, la producción de soja se ubicaba en torno de 44 o 46 millones de toneladas, de las cuales entre 38 a 40 millones estaban disponibles para el procesamiento, pero con la sequía esa oferta de mercadería cayó a 16 o 17 millones de toneladas. Es una caída brutal, lo cual pone un techo sobre lo que se puede moler en el año”, remarcó.
Preciado Patiño estimó que, teniendo en cuenta esta disponibilidad de soja, sumado a unas 10 millones de toneladas que se puedan importar, “se llegaría, como máximo, a 27 millones de toneladas. Con este panorama, se van a moler hasta 15 millones de toneladas menos”. Este complicado contexto coincide con la paralización del mercado interno de soja.
Desde que concluyó la última participación del complejo sojero del Programa de Incremento Exportador (PIE), más conocido como “dólar agro”, a fines de mayo, los negocios de soja cayeron de manera significativa, con ventas totales que apenas superaron el millón de toneladas desde ese momento hasta los últimos días, según apuntó Preciado Patiño.
Es por eso que el Gobierno nacional busca generar las condiciones para que el nivel de actividad de la industria no continúe cayendo, y se puedan preservar los puestos de trabajo en el sector.