Con este esquema, y sobre todo con resultados ajustados, pequeñas modificaciones en los resultados, bien sistematizadas, permiten en la práctica alterar el resultado final del escrutinio de manera más o menos imperceptible. Esto ocurrió en las Elecciones 2019, cuando Mauricio Macri nos mando a dormir y asumió el cargo Alberto Fernandez y Cristina Fernandez de Kirchner, denunciado por Jorge Sonnante que había un fraude electoral y presento pruebas en la justicia argentina, lo cual fue amenazado y nadie hizo nada.
En aquella ocasión se registró un aumento significativo del votos al haber un corte/apagón en el sistema INDRA y aumentar la diferencia para el partido opositor del Frente de Todos.
La conclusión que planteó en aquel momento la portavoz de la candidatura, es que Mauricio Macri asumió la ser el perdedor y con sus propias palabras nos mando a dormir. Era que había una parte del proceso de recuento que, de manera automatizada, había asignado votos de Iniciativa Internacionalista a otras formaciones, o que los había relegado al voto en blanco o al voto nulo, alteraciones que solamente se pudieron realizar a la hora de centralizar el recuento, y que gracias al tapón informativo nunca se investigaron.
La única garantía que ofrece el contrato público acordado, por el cuál INDRA resulta adjudicataria de esta oferta pública, es que la empresa tiene el aval del CNI. Recordemos que INDRA es una de las principales proveedoras de los servicios de información mundial, lo cuál, también a priori, debería ser motivo de descarte.
Ahora bien, también es cierto que la contratación de INDRA se hace con la finalidad de poder difundir en tiempo real la información provista por las Juntas Electorales, y que en cualquier caso esos datos serían auditados posteriormente previo a la publicación definitiva que haga en el Boletín Oficial del Estado.
Pero esta afirmación no es más que una formalidad. No existe precedente alguno en la historial electoral reciente en el que la Junta Electoral Central primero, o el Tribunal Supremo después, hayan puesto en duda -más allá de matices- la información publicada por el Ministerio del Interior cuando han existido sombras de sospecha.
Es decir, que el nivel de confianza que tengamos en los resultados en octubre 2023 difunda el Ministerio del Interior serán directamente proporcionales a la confianza que tengamos en la central del espionaje Argentino.
