Vienen por el “oro blanco”, mientras que el grueso de la clase política referencia la llegada de empresas multinacionales como una “nueva oportunidad”, el escaso y hasta nulo aporte de las mismas renueva la alerta. Se prepara una nueva entrega de soberanía, si es que aún queda algo de la misma.
Semanas atrás, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el presidente de Tsingshan Mining Development S.A., John Li, celebraron la rúbrica de un memorándum de entendimiento para la radicación de la empresa asiática en el parque industrial de Perico, donde montará una planta de producción de cloruro de hidrógeno e hidróxido de sodio, que se destinará principalmente al desarrollo de carbonato de litio en la puna salteña. La inversión será de 120 millones de dólares, en la primera etapa de 80 millones de dólares, mientras que en la segunda fase del desarrollo se invertirán 40 millones de dólares.
Gerardo Morales subrayó la importancia que “una empresa de la envergadura Tsingshan Mining esté invirtiendo en la Argentina” y pronta a “producir carbonato de litio en Salta”. Ponderó la “decisión de invertir en Jujuy” y comprometió a realizar “todos los esfuerzos para instarlos a más inversiones en el futuro”. El mandatario jujeño puso de relieve el régimen de promoción de inversiones implementado en la provincia con el objetivo de “generar más puestos de trabajo para nuestro pueblo”. En esa línea valoró “la inversión por 120 millones de dólares” y la “ocupación de 1000 puestos de trabajo durante la construcción de la planta, y luego la ocupación de 200 a 300 trabajadores permanentes”.
Un discurso que se asemeja muchísimo al de Carlos Saúl Menem en el Teatro Catamarca en octubre de 1993, donde el oriundo de Anillaco anunció el inicio del «despegue definitivo de esta provincia tan postergada», aludiendo a Catamarca. Flanqueado por Ángel Maza, Arnoldo Castillo, y un empresario que no hablaba castellano pero que por lo visto se entendía muy bien con los funcionarios, se daba por iniciado el proyecto «Bajo La Alumbrera».
Vaya paradoja en la que nos encierra la actividad minera, el ulular incesante, casi enajenador, sigue repitiendo cuan titiritero de lo abstracto de la enorme posibilidad económica y de confort que representa la presencia de estos monstruos en tierras mansas, pero sumamente dignas. Pero claro, después de más de dos décadas en Andalgalá, el proyecto Bajo de la Alumbrera parece no haber incidido en poder quebrar un índice de desocupación que redondeaba el 30% a nivel local.
Los diversos impactos negativos del extractivismo han alcanzado umbrales críticos, tanto por ser económicamente costosos, socialmente graves, y generar una insidiosa conflictividad política. Por lo tanto, deben ser detenidos y revertidos. Seguir el mismo camino justificando la necesidad de explotaciones extractivistas clásicas para hacer crecer las exportaciones, o invocando una y otra vez el combate a la pobreza, resultan ser argumentos raquíticos.
Litio: entrega de soberanía, impacto socioambiental y nada de valor agregado Cuando hablamos de megaminería, debemos tener en claro que las únicas empresas que invierten son las multinacionales. En este caso, y tomando como referencia a las compañías chinas, estas tienen una particularidad, ya que, si bien aparecen como empresas privadas, tienen control y supervisión del estado chino. “Digamos que son semioficiales. En Jujuy estos capitales se encuentran instalados desde que Gerardo Morales ostenta el poder a través de diferentes emprendimientos, desde el servicio de seguridad a través del monitoreo de cámaras, hasta la megaminería pasando por la producción de baterías de litio”, le dijo a Conclusión Néstor Ruiz, Perito Ambiental en Comunidades Indígenas y Asambleas Ambientales.
“Gran partes de los rimbombantes anuncios terminan en la nada misma, si bien la factibilidad es un problema, el otro y muy grande tiene que ver con la resistencia de las comunidades indígenas que hasta el momento no han permitido pasar a ninguna empresa fuera del salar Cauchari-Olaroz. Este se encuentra en la frontera, y en donde la comunera con su familia, han formado una comunidad indígena a la que le han dado personería jurídica en menos de siete días, firmando extrañamente su consentimiento”.
El problema radica en que los químicos mencionados son inestables, contaminantes y peligrosos, y en caso de instalarse esta planta industrial, lo haría muy cerca de la ruta nacional y de distintas poblaciones.
Respecto a la fabricación de químicos que hacen falta para la separación del litio y el refinado para lograr bromato de litio, esto referencia un problema grande para la Argentina, ya que la soda Solvay no se produce en nuestro país y la mayoría se importa. “Como el estado nacional se encuentra retaceando dólares para ese tipo de importaciones, se ha formado un cuello de botella en la demanda de las empresas mineras que se encuentran con actividad en la Argentina, y que son solamente dos. Estas empresas en caso de querer ampliar su producción o instarse en nuevas minas, van a necesitar de esos químicos. El problema radica en que los químicos mencionados son inestables, contaminantes y peligrosos, y en caso de instalarse esta planta industrial, lo haría muy cerca de la ruta nacional y de distintas poblaciones. Aquí es donde aparece la figura del viento, elemento que podría llevar la polución hasta grandes centros urbanos”.
Estos salares se encuentran en una zona donde las precipitaciones son inferiores a los 200 mm por año, si bien la ciencia occidental define a estos territorios como desierto, los mismos están poblados por comunidades indígenas milenarias que son productivas, eficientes y prósperas
La forma más económica para extraer litio es en salmuera, ósea que los que están en riesgo son los salares alto andinos (puneños), esto incluye a Jujuy, Catamarca y Salta. “Estos salares se encuentran en una zona donde las precipitaciones son inferiores a los 200 mm por año, si bien la ciencia occidental define a estos territorios como desierto, los mismos están poblados por comunidades indígenas milenarias que son productivas, eficientes y prósperas. En el sentido humano de la palabra, se trata de poblaciones autosuficientes, con su producción agropecuaria sobre todo de camélidos y le intercambio de panes de sal con otras regiones de aquellos productos que ellos no pueden producir”, enfatizó Ruiz.
En la actualidad hay 64 proyectos en ejecución entre las tres provincias mencionadas, la resistencia firme por el momento se viene dando solamente en Jujuy. “Los proyectos más concretos se están concentrando en la Laguna de Guayatayoc y Salinas Grandes, ambas tienen una organización intercomunitaria en donde se toman las decisiones de manera asamblearia y horizontal, situación que hace que los comuneros no puedan firmar sin el consenso previo. Esto les ha dado una fortaleza para resistir muy importante que por ahora mantiene a las mineras a raya”.
El riesgo más importante es que por ejemplo Sales de Jujuy evapora por día dos millones de litros de agua, y el 30% es agua dulce que toman de los arroyos, esto genera un doble efecto de la superficie y un secamiento más profundo, subterráneo. “Esto ya está impactando aguas abajo, ya que la utilización de químicos ha producido acidez en las aguas del río de las burras que atraviesa el departamento de Susques y desemboca en Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, ya que la Puna es un sistema ecológico complejo pero interconectado. Es importante destacar que en Chile aproximadamente el 40% de los dividendos se aportan al estado y el 3% a las comunidades afectadas. Así fue como las comunidades indígenas han perdido su territorio y se vieron obligadas a mudarse a las grandes ciudades del norte de ese país, ya que no pueden contar con el agua para consumir y producir. En Chile al menos aquellos que se han visto afectados, reciben un ingreso que es distribuido de manera asimétrica entre los caciques, planes menores y el resto de la comunidad. Podríamos definirlo como una especie de plan social compensatorio”.
En el caso de la Argentina, Catamarca recibe tan solo el 3% y Salta recibiría el mismo porcentaje, si bien sabemos que las mineras tienen por costumbre falsear las declaraciones juradas para pagar menos del 3%. Entonces el aporte que hacen de su negocio a las provincias apenas superaría el 1%, ya que de impuestos nacionales están exentos, en el caso de Jujuy, existe un convenio espurio que se firmó con Sales de Jujuy que hace que la provincia no reciba regalías mineras. Esto no significa otra cosa que el regalo del litio a las multinacionales, y la empresa que está detrás de todo este negocio redondo para el privado no es otra que Toyota. Los políticos dicen que el litio salvará a Argentina, como en su momento lo fue el oro, lo cierto es que solo se repartirán migajas, espejitos de colores en tiempos de Tik Tok.
Fuente: Conclusión.com.ar