El presidente Alberto Fernández no descarta su afán por hacerse con su precandidatura para ir por cuatro años más al frente del país. Sin embargo, ya hay especulaciones de que no logrará dar con ello por sus pocas medidas en las encuestas, ni el miedo de una vuelta del macrismo lo ponen en una posición favorable.
Ni siquiera la reactivación económica y mejora en números fiscales que comanda el ministro Sergio Massa, han logrado darle algún tipo de revés. Es más, se ha mejorado la imagen del titular de hacienda, quién también suena como la carta tapada para ir por el Sillón de Rivadavia en el Frente de Todos (FdT).
Por el otro costado, se hace espacio el kirchnerismo con una serie de nombres y promesas, partiendo de la base de que la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner ya dejó en claro que no competirá. Sin embargo, sí decidirá quién comandará el sector K en las posibles internas del 2023.
El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, es de los avales más cómodos para La Cámpora (LC) y tiene el favorable apoyo del diputado Máximo Kirchner, el cual podría llegar a acompañarlo en forma de fórmula. Y así habría seguridad de que no se descuida el territorio bonaerense con el peronismo sujeto a la elección.
También se predestina que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, supuestamente se encuentra reflexionando si se asegura una victoria en el territorio, o bien da una mano yendo por la Presidencia. Aquella que tanto anhela como sucede con Horacio Rodríguez Larreta desde Propuesta Republicana (PRO) en Juntos.
A su vez, no se puede dejar afuera que hay un sector del peronismo no K que apuesta a que el gobernador cordobés Juan Schiaretti se la querría jugar para llegar al Sillón de Rivadavia. Algo muy similar con la otra apuesta de “La Jefa” con el mandatario provincial chaqueño Jorge Milton Capitanich, el cual aún piensa en jugársela desde la Liga de los Gobernadores.
Ante todo lo referido, no solo las peleas y los egos se estructuran en Juntos. Ya que, el FdT tiene lo suyo y pareciera no tener algún tipo de mejora. La oposición y el oficialismo se asimilan en que todos quieren aprovechar “su turno”.