El titular de la AFI analizó en una entrevista con Télam el devenir del sistema del sistema de inteligencia argentino, se refirió al accionar de la Justicia en relación a la investigación del intento de asesinato a la vicepresidenta, a la problemática narco en Rosario y a las elecciones de 2023.
En una entrevista brindada a Télam, el dos veces exministro de Defensa analizó el devenir del sistema del sistema de inteligencia argentino, se refirió al accionar de la justicia en relación a la investigación del intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a la problemática narco en Rosario y a las elecciones de 2023.
-El presidente Alberto Fernández habló, desde el comienzo de su gestión, de “los sótanos de la democracia” y criticó la labor que hizo la AFI durante el macrismo ¿Cómo describiría esos años?
–Lo que existió durante todos los años de gestión de (el expresidente Mauricio) Macri fue una adicción sistemática al espionaje ilegal. Es muy importante la elevación a juicio oral que hace el fiscal (Franco) Picardi, porque se toma el trabajo, no solo de analizar específicamente la causa, (sino) considera además que la acumulación de prueba y la etapa investigativa está resuelta y por eso pide el juicio oral.
Toma un aspecto más integral de lo que sucedió y que involucra a Macri por espionaje ilegal sobre quienes eran sus propios seguidores. Se refiere a los casos de Diego Santilli y María Eugenia Vidal. Ese espionaje no era objeto de interés de la AFI, ni de la directora adjunta (Silvia Majdalani), sino que era objeto de interés solamente de Macri.
Entonces la realidad es que el expresidente Macri es un adicto al espionaje ilegal. Hay que recordar que había tenido una denuncia durante la gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Claramente, hay una compulsión a hacer espionaje ilegal y a utilizar los recursos del Estado. Específicamente, los de esta Agencia para consumar ese objetivo.
-Se denunció al macrismo por infiltración de movimientos sociales y bases en el conurbano.
–Esas denuncias se llevaron adelante todo durante la gestión de (la exinterventora de la AFI) Cristina Caamaño. Algunas de las bases que se armaron en el conurbano no tenían sentido para que se lleven adelante y se levantaron.
–Que siga existiendo el mito. Eso tiene que ver con lo que hizo Macri con la AFI.
Durante la entrevista, Rossi recuerda que fue Juan Domingo Perón quien creó la por entonces la Secretaría de Inteligencia, ya que las tareas asociadas no podían quedar en manos de las Fuerzas Armadas.
“Si no tenemos inteligencia, alguien la va a hacer y seguramente serán los poderosos, las agencias privadas u otro Estado terminará tomando información para servir a intereses que no son los de Argentina.
-En estos días reapareció una figura que marcó a la inteligencia nacional durante décadas, como es Jaime Stiuso, quien se presentó para dar información sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman ¿Qué significa la vuelta a la escena pública de este personaje?
–No me influye, no me interesa. Tengo otra obligación. Debo conducir la Agencia, tengo un plan de inteligencia que llevar adelante. Estamos en un objetivo de profesionalizarla, de darle mayor capacidad, de fortalecer la pertenencia de los agentes, de tratar de transmitir a los argentinos que la inteligencia es un bien estratégico de la Nación. En eso estamos enfocados nosotros, para mí Stiuso es el pasado.
-Situso es el pasado, ¿pero qué se hace con personas como él en la AFI actual?
-Se jubilan.
-La imaginación dice que esa son personas que retienen contactos de poder.
–Lo único que tienen que hacer es mantener la reserva sobre los años que trabajaron en la AFI. Salvo que ese estado de reserva sea levantado por un juez, pero se jubilan. Es el pasado, para esta Agencia, Stiuso es el pasado.
–Es un hecho conmocionante desde el punto de vista político e institucional. Cristina, cuando hizo esa aparición con los curas por la Opción por los Pobres hizo referencia al intento de asesinato a (el expresidente radical Hipólito) Yrigoyen y al intento de magnicidio de (el senador socialista) Lisandro de la Torre. Esos dos hechos son en la década del 30 del siglo pasado. Desde ese momento hasta ahora no hubo un intento de magnicidio tan importante, tan claro. Esto viene aparejado con un fenómeno que se está dando en los países centrales: es el crecimiento de los grupos extremistas, violentos de derecha. Revolución Federal es eso.
Por eso, nosotros desde la Agencia denunciamos Revolución Federal. Decíamos que, además de los delitos que surgían de ese conversatorio que eran la instigación a la violencia, amenazas, delitos contra el orden público, que había que investigar la potencial vinculación que podía existir entre este grupo de Revolución Federal con la Banda de los Copitos. Hay que seguir investigando la potencial línea de esa vinculación.
Rossi señala que el atentado “hubiese merecido una condena contundente de la totalidad de la dirigencia política” y criticó a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, por no sumarse al repudio.
Señaló un paralelismo con la crisis carapintada de 1987 cuando Antonio Cafiero, como líder del peronismo en los años ’80, decidió acompañar al entonces presidente Raúl Alfonsín.
“¿Porqué era tan importante el rechazo unánime de la dirigencia política? Porque después de Semana Santa, los intentos (golpistas) tuvieron muchísima menos repercusión”, observó Rossi..
–Una barbaridad desde el punto de vista jurídico. Estos señores, los cuatro integrantes de Revolución Federal, fueron privados preventivamente de su libertad porque se constataron amenazas de muerte al Presidente, a la Vicepresidenta y al diputado Máximo Kirchner. La Cámara tomó la decisión de levantarles la prisión preventiva antes que la definiera el juez en primera instancia, (Marcelo) Martínez de Giorgi, quien sigue investigando. Todos o una gran parte decimos “esto no puede suceder” o “che reforcemos la custodia de la Vicepresidenta”. En cambio, un sector de la Justicia opina exactamente lo contrario. Entonces me parece que esa decisión ha sido claramente una barbaridad.
-¿Se intenta imponer la teoría de los locos sueltos?
–Esa teoría no existe por lo que le dije anteriormente. La circulación de los discursos de odio a través de las redes sociales, el periodo de tiempo en que gobernó Trump, el asalto al Capitolio, todo ha generado un nivel de violencia política y de extremismo político de derecha violenta. Yo valoro mucho lo que ha hecho el juez Martínez de Giorgi porque es una señal del Estado, que es decir, “bueno, estas cosas no tienen que suceder, estas cosas están fuera de la ley”.
-¿De qué depende que esos actores antidemocráticos no lleguen al poder en Argentina?
–De advertir al conjunto de la sociedad que es lo que se está incubando, no quedarse callado. Después, los resultados de las elecciones dependen de una cantidad de cuestiones. A mi criterio, para nosotros está claro que necesitamos mejorar los ingresos y necesitamos mejorar la política de precios para llegar a 2023 siendo claramente competitivos.
–Soy un defensor de las PASO porque creo que hacen bien. Han permitido que el sistema político argentino tuviera cierta estabilidad. Esa estabilidad hace que las dos coaliciones más importantes concentren casi el 90% de los votos y eso es posible porque las disidencias que pudiesen existir hacia el interior de las fuerzas, tienen un lugar donde expresarse.
Si en el año 2009 Néstor Kirchner y Cristina no hubiesen impulsado la ley, probablemente hoy tuviésemos un sistema político más fraccionado. Eso da como resultado -en todo el mundo- sistemas políticos débiles.
-Respecto de Santa Fe, específicamente la problemática de la seguridad en Rosario, ¿cuál es la salida?
–Creo que son una batería de acciones que se tienen que llevar adelante. Los principales líderes de los clanes están presos y la violencia sigue existiendo y sigue creciendo. Habría que tener un acuerdo democrático entre todos los partidos políticos para trazar un plan de seguridad que se cumpla y sacar a la seguridad del tema de la disputa política.