Existen hoy día cerca de 20 tipos de dólares distintos en la Argentina, único país que tiene está alternativa en la economía mundial. La autora analiza aquí algunos de ellos, y propone otros, que tienen fuerte impacto en la sociedad, la pobreza y la indigencia.
En Argentina los tipos de cambio van desde el dólar Qatar al novísimo dólar Coldplay rondando desde los $204 a $314 en su gama de lujo. Esto significa que si te vas a ver el Mundial de Fútbol vas a pagar el dólar a $314 pero si vas al Movistar Arena a ver a Coldplay los productores y organizadores accederán a un dólar más barato.
La psicosis económica es tal que solo podemos reírnos ante tan burda estrategia devaluatoria sectorizada dado que todos sabemos que cuando te devuelvan el Impuesto País, si es que aún tenemos país, lo que te devuelvan no te va a alcanzar ni para algunos litros de leche larga vida.
Esto no quita que aún en el delirio intentemos sumergirnos en el mundo dólar para ver si encontramos el dólar que yo llamo dólar heladera, que es sin dudas esa devaluación e inflación que sufrimos todos cada vez que vamos hidalguitos hacia el sector de carritos de un super, pensando que quizá lo podemos llenar. Es ése que sube día a día, que sólo en la primera semana de octubre significó 3% de aumento.
Ese que nunca te van a devolver ni en una miserable parte, ése que no es de lujo ni te sirve para ver el fulbito. Ése del que nadie habla. Ése que pagamos todos nos guste o no. Ése que encubiertamente lleva a la pobreza, a la indigencia y a la enorme crisis social que nos aqueja. Ese sobre el cual deberían trabajar todos los políticos porque de no ser así ya no va a quedar nada en pie.
Observando con detenimiento el descalabro he descubierto el más alto de todos los dólares de la gama, y quisiera presentarlo en sociedad: es el dólar corrupción que sube día a día a niveles exorbitantes, y que sin dudas es el padre de todos los dólares que nos azotan. El más caro, lujoso y ambicioso que existe. Ése sí que no te va a devolver nunca nada y se queda con todo. Creo que entre todos podemos bajarlo si pensamos en nuestra Argentina como el lugar donde queremos vivir y morir y dónde queremos que nuestros hijos sean felices.