Un equipo de científicos de la misión Perseverance de la NASA ha recogido las primeras muestras de rocas marcianas alteradas por el agua que se podrían transportar hasta la Tierra, lo que supondría el primer paso para saber si el planeta rojo albergó alguna vez vida, según publican en la revista ‘Science’. Las muestras de roca proceden del suelo del cráter Jezero, que fue elegido como lugar de estudio porque cuenta con un gran delta fluvial que en su día desembocó en un antiguo lago.
Los científicos creen que un Marte acuático podría haber albergado vida hace miles de millones de años. “Este tipo de entornos en la Tierra son lugares donde prospera la vida. El objetivo de la exploración del delta y el cráter del Jezero es buscar en estos entornos antaño habitables rocas que puedan contener pruebas de vida antigua“, explica la astrobióloga y profesora de geología de la Universidad de Florida (Estados Unidos) Amy Williams, una de los planificadores a largo plazo de la misión Perseverance de la NASA y ayuda a decidir dónde enviar el rover y qué pruebas y muestras priorizar.
El rover se encuentra explorando el delta del río para recoger más muestras de rocas para la misión Mars Sample Return. Dirigida la misión por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, el Perseverance aterrizó en el fondo del cráter Jezero en febrero de 2021. Desde entonces, los científicos han explorado la composición geológica del suelo del cráter utilizando un conjunto de herramientas a bordo del rover que pueden tomar fotos y analizar la composición química de las rocas, así como ver su estructura en el subsuelo.
El equipo científico descubrió que el suelo del cráter se había erosionado más de lo esperado. La erosión dejó al descubierto un cráter compuesto por rocas formadas por lava y magma, conocidas como rocas ígneas. Los científicos esperaban originalmente que las rocas sedimentarias de los lagos o deltas estuvieran sobre estas rocas ígneas. Es probable que las rocas sedimentarias, más blandas, se desgastaran a lo largo de los siglos, dejando atrás las rocas ígneas, más resistentes.
Las rocas que los científicos analizaron y almacenaron para devolverlas a la Tierra han sido alteradas por el agua, una prueba más de un pasado acuático en Marte. “Tenemos organismos en la Tierra que viven en tipos de rocas muy similares –recuerda Williams–. Y la alteración acuosa de los minerales tiene el potencial de registrar biosignaturas”.