La Justicia los mandó a juicio por impedir que el padre de Solange Musse se despidiera de su hija cuando falleció en plena pandemia con 35 años.
Solange Musse es la chica de 35 años que hace casi dos años murió sin poder despedirse de su padre por las restricciones impuestas por el Gobierno nacional debido a la pandemia. El papá de Solange, Pablo Musse, le había solicitado a la Justicia que su familia se vuelva querellante de la causa que envuelve al presidente Alberto Fernández y a su esposa, Fabiola Yáñez, por la fiesta que ambos realizaron en la Quinta de Olivos durante los primeros meses de la pandemia y, el pasado 8 de julio, la Justicia rechazó dicho pedido. Y ahora, la Justicia mandó a juicio a dos médicos, una trabajadora social y un policía por impedir que el padre de Solange se despidiera de su hija.
En su momento el padre de Solange denunció penalmente a las autoridades del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), el Ministerio de Salud de Córdoba y funcionarios policiales.
En este contexto, los enviados a juicio por el fiscal de la localidad de Huinca Renancó, Marcelo Saragusti, son el médico Eduardo Javier Andrada, la trabajadora Analía Morales y el cirujano Sergio José Alí, (del ex COE) y el suboficial Darío Javier Mansilla.
Caso Solange Musse
La triste historia de Solange es conocida por todos. La joven de 35 años estaba enferma de cáncer y luchó hasta el último minuto de su vida para poder ver a su padre. Sin embargo, el gobierno de Córdoba le negó la entrada a la provincia por las restricciones impuestas por el coronavirus. “Ver a mi papá es lo que más quiero en este mundo y hasta el último suspiro tengo mis derechos”, fueron las últimas palabras de la joven antes de morir.
Pablo Musse, padre de Solange, escribió el año pasado una dura carta abierta al presidente Alberto Fernández donde lo acusó de mentiroso y lo responsabilizó de quitarle las libertades a su hija. Además, acusó al mandatario y al Gobierno de Córdoba de haberlo tratado como a un “terrorista”, dado que fue escoltado por la policía por un “trayecto de 900 km” sin descansar ni detenerse.