Es “un gran productor de bienes esenciales”, algo que lo convierte en “un eje central en la cadena de producción global. Por eso la idea de aislar a Rusia por medio de las sanciones es controvertida, ya que “eliminarla del comercio mundial no es como eliminar a Irán o Venezuela. En cambio, implica una reorganización completa de la economía global y enormes sacrificios que no son fáciles de soportar”.
Rusia es “una economía más grande de lo que nos dicen los medios de comunicación”, y sus reservas tenían el valor de 630.000 millones de dólares en 2021, cuando esa suma equivalía a 1,7 veces su nivel de importación anual de bienes y servicios, aunque gran parte de las reservas resultaron congeladas por las sanciones occidentales. El año pasado tuvo también un importante superávit comercial gracias a la exportación de materias primas.
A nivel macroeconómico, los índices de Rusia son excelentes”, ya que el sector servicios representa el 56,7 % del PIB y desempeña un papel menor en comparación con EE.UU. o los de la UE. La industria, las materias primas y la agricultura representan un “punto fuerte de la economía rusa” y no solo se trata del petróleo y el gas: Rusia controla cerca del 19,5 % de las exportaciones mundiales de cereales y es el principal exportador de níquel (20,4 % y el principal productor de fertilizantes, de hierro semiacabado (18,8 %), platino (16,6 % y pescado congelado (11,2 %).
El intento de aislar al Rusia tendrá “efectos significativos” en la economía rusa, ya que se prevé una disminución del 5–10 % de su valor este año. No obstante, este propio valor se calcula de forma incorrecta, porque todo se mide por el dólar a cotizaciones corrientes de mercado, que sobrevaloran a la divisa estadounidense. “Rusia es la sexta economía del mundo y su PIB es mayor que el de Reino Unido y luego también el de Francia e Italia”.