La actividad política en la provincia de Salta desde hace por lo menos casi dos décadas ha sufrido un proceso de achicamiento. El estrujamiento de los partidos ha dejado progresivamente afuera a miles y miles de militantes, quedando sólo un grupo de pseudo dirigentes que conforman un consorcio que distribuye cargos y prebendas a desprecio de ideales y contenidos partidarios.
En ese proceso, la Unión Cívica Radical de Salta, bajo el mandato de Miguel Nanni, constituye un ejemplo claro de la desnaturalización política y partidaria. En efecto, el dicho Nanni, una vez logrado su objetivo de ser diputado nacional ha vendido su adhesión, en su momento a Juan Manuel Urtubey y en los días presentes a Gustavo Sáenz.
La operatoria es tan sencilla como falaz y descreída: se trata de ofrecer “correligionarios” para cargos públicos a cambio de desarticular al partido y utilizarlo para los fines electorales que a ese grupo de elegidos les conviene.
Una muestra palmaria del proceder antidemocrático de Miguel Nanni lo constituyó la elección de resultado amañado donde cayeron incluso denuncias sobre la propia Junta electoral, seguida de una maliciosa suspensión a todo el sector de afiliados que había colaborado abiertamente en apoyo de Sáenz durante la campaña. Curiosa sanción esa que dejaba fuera de juego a decenas de correligionarios llamativamente hasta un mes después de que celebren las elecciones internas en las cuales seguramente Nanni volverá a postularse como presidente.
Una paradoja histórica para un partido como la UCR que luchó contra el fraude y el contubernio y ahora se lo utiliza para practicar precisamente el arreglo político de unos cuantos violentando nada menos que el derecho al sufragio libre y limpio de los afiliados.
Este modus operandi de Nanni y sus colegiados ha convertido a la UCR de Salta prácticamente en un sello de goma y el otrora comité que supo de disputas de ideales y posiciones republicanas se utiliza a hora para dictar cursos de repostería, corte y confección y venta de sahumerios, donde prontamente no sorprenda que también se celebren tenidas esotéricas convocando al espíritu del general José Félix Uriburu.
Recuperar la senda del protagonismo político para entroncar al partido radical en un espacio de participación competitivo que recupere a las huestes radicales es un imperativo del momento. Para ello, es necesario cambiar a la directiva de la UCR inmediatamente, para vuelva a ser el comité radical el templo de la participación cívica y no el quiosco donde Miguel Nanni ofrece a sus amigos al poder de turno como baratijas a precio vil.-
Ni hablar de la postura que tomó a nivel nacional cuando declaró que “la Unión Cívica Radical es Juntos por el Cambio sin dudas” y en cuanto al gobierno provincial “debían analizar y ver donde es más potente” , todo esto en cara a las elecciones 2023 c, en pocas palabras se irá “para donde el viento lo lleve, mejor dicho, los intereses mas beneficiosos lo lleven”