Martín Guzmán pidió más poder, no le dieron y pegó el portazo

Se reunió con el Presidente y le reclamó, sin éxito, respaldo para desplazar a funcionarios de Energía vinculados a CFK. Danza de nombres y la posibilidad de un superministerio.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, le presentó este sábado su renuncia al Presidente Alberto Fernández en una conversación telefónica que mantuvieron en horas del mediodía y le envió por Whatsapp su carta de explicaciones. El primer mandatario, que ya conocía de antemano la decisión, se sorprendió cuando el titular de Hacienda la formalizó, vía un mensaje en su cuenta de Twitter, unos minutos después del arranque del acto de la vicepresidenta, Cristina Fernández, en Ensenada. El gesto, para nada casual, explica parte de las razones de la salida: Guzmán dimitió por diferencias políticas con la vice que, según él, trababan la gestión; y por un pedido, sin éxito, de tener más poder para poder correr del cargo a funcionarios de CFK en el área de Energía, que le venían demorando la aplicación de los aumentos de tarifas y segmentación de susbidios. Hito central para Guzmán en línea con el cumplimiento de las metas con el Fondo Monetario (FMI).

Guzmán venía macerando la idea de renunciar desde hacía varias semanas. El jueves pasado, lo llamó al Presidente y le preguntó si podía verlo. Se reunieron un rato largo y el ministro le planteó que necesitaba “instrumentos y herramientas para gestionar”. Eso debe traducirse como dos cosas, según contaron fuentes muy cercanas a esa charla a Página/12: poder avanzar con decisiones sobre el Banco Central y otra área clave, Energía.

Este último punto es central: Guzmán sugirió correr a funcionarios de la secretaría que conduce Darío Martínez y sobre todo a los que responden a CFK, entre ellos el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo (ver aparte). “Te pido que te quedes, quiero que te quedes”, le respondió el Presidente, sin garantizarle más cambios. Le pidió que siga dos veces, ese jueves y este sábado, cuando hablaron por teléfono.

“Es imposible, nos ponen palos en la rueda todo el tiempo”, le devolvió Guzmán. Y le contó que optó por no irse antes a la espera de resolver hitos de esta semana que pasó: como la renovación de títulos en pesos luego de la corrida previa y la acumulación de dólares del FMI y las medidas del cepo administrado de importaciones.

El ahora ex ministro escribió la carta de renuncia de siete páginas hace al menos dos o tres días. Cuentan en su entorno que el Presidente sabía que renunciaría el sábado pero no justo cuando Cristina, en Ensenada, lo equiparaba al economista liberal Carlos Melconian por su diagnóstico de la inflación y en pocos minutos centraba su ponencia en criticar el modelo económico.

Esa redacción previa de la epístola devela además lo que ya no es un secreto: el ministro conocía hacía unos días el dato del IPC del INDEC que se formalizará el 14 de julio. Un alza de precios de al menos 5 puntos en junio y un freno a la desinflación que llevaba dos meses. Traducido al español, había reprobado la última chance que el Presidente le dio de mostrar resultados. Hacía ya un tiempo que Fernández tenía una relación diferente con quien fue el último funcionario NYC del albertismo. En su carta de despedida, además, Guzmán esboza una salida que es casi un repaso de la gestión de un secretario de Finanzas, muy centrado en la deuda y casi ignorando los problemas de la micro, donde se centran las mayores críticas del kirchnerismo y también de los propios.

Reunión, danza de nombres y su “soldado”
Cerca de las 18 horas de ayer, Guzmán congregó en una reunión en Hacienda a todo su equipo de secretarios y asesores. Les contó por qué y cómo tomó la decisión de irse, algo que algunos sabían y otros ignoraban. A medida que avanzaba el encuentro, iban renunciando todos sus laderos. Menos uno. Habitualmente con mitad del año de estadía en Washington y New York, Sergio Chodos, el negociador argentino ante el FMI, fue parte de esa reunión pero antes se vio a solas con Guzmán. Le pidió el ex ministro que se quedara, por su rol central en lo que pasó y lo que vendrá en materia de deuda externa. Chodos tiene una particularidad que lo diferencia del resto de los técnicos que acompañaban a Guzmán: entiende a la política tanto como a los números y las negociaciones con organismos. En pocas palabras, se adaptará a los cambios que vengan en el esquema del ministerio.

El resto se alejó con la siguiente frase, que muchos compartieron en la última mesa de despedida. “Nos vamos porque creemos que es correcto el camino que emprendió Martín”, expresaron. Y se plegaron a las razones de su superior cuando hablaron de que es un acto de responsabilidad dar un paso al costado si no hay instrumentos y hay un sector fuerte en contra. Ese sector es el cristinismo y las herramientas, avanzar sobre áreas de peso de CFK, sobre todo Energía. En este contexto, sólo resta saber qué pasará con Guillermo Hang, flamante secretario de Comercio, que se especula también saldrá.

Con la renuncia en caliente, el Gobierno empezó a debatir esquema para Hacienda y personas que podrían ir a ese cargo. La danza de nombres incluyó al ex viceministro de Axel Kicillof, Emmanuel Álvarez Agis; Silvina Batakis, ex ministra de Economía bonaerense en la gestión de Daniel Scioli y hoy en Interior; la titular de AFIP, Mercedes Marcó del Pont y hasta Cecilia Todesca, hoy encargada de negocios de la Cancillería y cuadro de mucha confianza del Presidente.

En paralelo, también se debate hace días la posibilidad de un súperministerio comandado por el titular de Diputados, Sergio Massa, conteniendo a Producción y Agricultura, que mantendrían a sus ministros. Un dato: llamó la atención la presencia del jefe de agro, Julián Domínguez, en el acto de CFK en Ensenada, en el que fue ponderado y muchas veces mencionado por la vice. Otro dato: en su viaje al G7, Fernández no subió al avión a Guzmán y en el vuelo de regreso se pasó casi toda la noche charlando con Massa, quien hoy tiene lecturas casi calcadas a las de la vice. El tigrense llevaba contados casi 6 meses sin hablarse con Guzmán.

En este contexto, en el Gobierno creen, de todos modos, que más allá de las personas, se precisa debatir rumbo y formatos con consenso político. Al Gobierno le queda un año y medio de gestión, tiempo que no admite experimentos técnicos sino que amerita soluciones políticas. La salida de Guzmán, como la partida del ex ministro de Producción, Matías Kulfas, parece descomprimir tensiones porque ambos fueron los más cuestionados por las internas. Pero la decisión de cómo seguir, que se conocerá en las próximas horas, adelantará si el lunes será negro con los mercados ardientes o si el Gobierno logrará en menos de 24 horas sentar bases de cierta credibilidad luego de un fin de semana que lejos estuvo de dar señales de madurez política.

 

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