Hablamos de las líneas rectas que aparecen en el cielo (contrails, en inglés, abreviatura de condensation trails). Estos cristales de hielo aparecen en ciertas condiciones de temperatura, viento y presión (que no siempre se dan) que condensan el vapor de agua que expulsan los aviones al moverse.
Algunos han planteado que estas estelas puedan contener, de manera deliberada, productos químicos (chemtrails). Los objetivos serían variados: desde envenenar a la población y producir esterilidad a alterar el clima.
Esto no tiene ninguna base científica. Todos los estudios llevados a cabo por instituciones relacionadas con la atmósfera, como centros meteorológicos, apuntan a la inexistencia de este fenómeno.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha publicado numerosas reseñas sobre el asunto, que no dejan lugar a dudas sobre la inexistencia de los chemtrails.
La navaja de Ockham
Las preguntas que surgen para cuestionar esta teoría son abundantes y contundentes. En este caso, la respuesta más sencilla parece también la más probable, lo que en filosofía se conoce como la navaja de Ockham.