El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió con Putin en Moscú para tratar de desescalar la tensión entre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y Europa. El canciller alemán, Olaf Scholz, viajó a Washington para mostrar un frente unificado.
Los dos líderes más fuertes de Europa, el canciller alemán Olaf Scholz y el presidente francés, Emmanuel Macron, viajaron a Washington y Moscú respectivamente, en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania que amenaza con poner al continente en pie de guerra.
Macron, que también tiene la presidencia pro-témpore de la Unión Europea, se ha convertido en el mediador de más alto perfil hasta ahora. El francés le dijo a Putin que buscaba una respuesta “útil” que permitiera “evitar la guerra” en Europa. Por su parte, Putin afirmó que Rusia y Francia compartían una “preocupación común en el plano de la seguridad en Europa”.
Más allá del tono cordial entre los dos líderes, la reunión no produjo resultados sustanciales -aunque tampoco se esperaba que lo hiciera. A su llegada, Macron dijo que se sentía “razonablemente optimista” aunque no creía en “milagros espontáneos”. En la misma línea, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que “la situación es muy compleja como para esperar algún avance en sólo una reunión”.
Francia y Alemania han mantenido una posición más balanceada respecto al conflicto, en comparación con Estados Unidos o el Reino Unido. Macron -que ha hablado tres veces con Putin en los últimos 10 días, también con el presidente norteamericano Joe Biden el domingo y se reunirá con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenskiy en Kiev este martes- plantea reconocer las preocupaciones de seguridad rusas, sin dejar de apoyar los reclamos de soberanía de Ucrania.
El objetivo del galo, según asesores que hablaron con el Financial Times, sería promover las conversaciones en el Cuarteto de Normandía (Rusia, Francia, Alemania y Ucrania), con el objetivo de que bajar la tensión en la frontera -especialmente en la región de Donbás, un enclave de separatistas pro-rusos- y que Putin desmovilice las tropas. A cambio, ofrecería la posibilidad de hacer un nuevo acuerdo a largo plazo sobre la seguridad en Europa.
“Tenemos que ser muy realistas”, le dijo Macron al Journal du Dimanche antes de la reunión, “No obtendremos gestos unilaterales pero es esencial para evitar que la situación se siga deteriorando”. “Hoy el objetivo geopolítico de Rusia claramente no es Ucrania, sino precisar las reglas de convivencia con la OTAN y la UE”, agregó.
Washington ha rechazado las demandas rusas -especialmente la promesa de bloquear el ingreso de Ucrania en la OTAN y frenar la expansión de la alianza militar hacia el este- pero está dispuesto a conversar sobre el control de armas en la zona. Para Rusia, Estados Unidos se está enfocado en temas secundarios.
Se estima que Rusia tiene entre 100.000 y 130.000 tropas desplegadas en la frontera con Ucrania, y otras 30.000 en Bielorrusia (al norte de Ucrania) que están participando de ejercicios militares conjuntos que terminarán el próximo 20 de febrero.
Estados Unidos y sus aliados descartaron la posibilidad de defender militarmente a Ucrania, aunque dijeron que responderían ante una eventual invasión con sanciones económicas sin precedentes, y envío de equipo y tropas para fortalecer las posiciones de la OTAN en los países vecinos.
Olaf Scholtz también viajó a Washington -su primera visita como canciller- en el contexto de conflicto. Mientras tanto, su ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, viajó a Kiev.
La negativa alemana de enviar armas a Ucrania, argumentando razones históricas vinculadas a las grandes guerras del siglo XX, generó críticas por parte de sus aliados. En cambio, Alemania prometió enviar 350 tropas a Lituania para reforzar el despliegue de la OTAN y ofreció 5000 cascos para el ejército ucraniano.
La respuesta alemana generó cuestionamientos en el congreso norteamericano, según un memo de la embajadora alemana en Estados Unidos, Emily Haber, filtrado por Der Spiegel.
Es probable que con su viaje, Scholz haya querido dar un mensaje público de la posición alemana, aliada con los Estados Unidos y la OTAN, al tiempo que busca hacer control de daños.
Mientras Biden ha prometido un paquete de “rápidas y severas sanciones contra Rusia”, Scholz ha sido menos explícito al respecto. Se espera que Biden presione a Scholz para bloquear el Nord Stream 2, el gasoducto de u$s 11.000 millones que une a Rusia con Alemania a través del Mar Báltico, vital para el objetivo de Putin de enviar gas a Europa esquivando a Ucrania.