Hay mil y una razones para exigir la inmediata suspensión de la vacunación: ¡no nos dejemos inocular!

Una de ellas sería concluyente: ¡es oficial que en la Argentina los inoculados tienen altas probabilidades de enfermarse de covid y morir!
Ya se han dicho tantas cosas…
Que estas vacunas no serían necesarias, ya que la letalidad y mortalidad del covid son similares a las de la influenza (en nuestro país las muertes por complicaciones de gripes y neumonías rondan las 60.000 anuales) mientras que cada vez hay más tratamientos efectivos para su cura.
Que en realidad no son vacunas (no tienen virus atenuados o inactivados como las tradicionales) sino que lo correcto es denominarlas terapias génicas (éstas nunca se habían utilizado antes).
Que son doblemente experimentales; por lo anterior y porque no transcurrió el tiempo necesario para su investigación (se están aplicando en humanos sin haber hecho previamente las pruebas en animales), a la vez que se ignoran olímpicamente los beneficios de la inmunidad natural colectiva (la que fue “abolida” por la OMS a fines del año pasado).
Que hay una infinidad de científicos independientes y estudios publicados que advierten acerca de los graves efectos adversos de las terapias génicas (algunos de los cuales coinciden con los que los laboratorios han reconocido cuando solicitaron su uso de emergencia).
Que no se dispone de información fehaciente sobre el contenido de los compuestos y que las empresas no serán responsables por los daños producidos, debido a que la ley 27.573 permitió incluir cláusulas de confidencialidad e indemnidad patrimonial en los contratos para su compra.
Que la efectividad está muy lejos de ser del casi 100% como se publicita insistentemente (este cálculo se hizo en base a los voluntarios vacunados omitiendo los resultados del grupo al que simultáneamente se le suministró placebo), en tanto que lo que debe tenerse en cuenta es la “reducción del riesgo absoluto” y que apenas promedia el 1 % (esto ha sido convalidado por la revista The Lancet).
Ahora, el ministerio de salud de la nación ha presentado cifras que hablan por sí solas (corresponden a las personas de más de 60 años vacunadas hasta el 30 de junio).
De los vacunados con la Sputnik, se les hizo la prueba pcr a 358.665, de los cuales 155.115 dieron positivo… ¡y fallecieron 16.428!
De los vacunados con Astrazéneca, se les hizo la prueba pcr a 233.580, de los cuales dieron positivo 109.135… ¡y fallecieron 15.476!
De los vacunados con la Sinopharm, se les hizo la prueba pcr a 147.908, de los cuales dieron positivo 78.239… ¡y fallecieron 11.215!
Dato mata relato: ¡casi el 50% de los vacunados han sido diagnosticados con covid y de éstos han fallecido más del 10%!
Cabe señalar que al menos la mitad de los inoculados estarían recibiendo placebo ¡como sucede en cualquier fase 3 de experimentación!
También abundan los testimonios de personas que mueren por otras causas luego de vacunarse (paros cardíacos, ACV, etc.) y que padecen efectos adversos (como enfermedades autoinmunes o neurodegenerativas)… ¡cabe preguntarse por qué estos casos no están siendo registrados por las autoridades estatales ni son difundidos por los medios masivos!
En cambio, en Estados Unidos y Europa existen estadísticas al respecto… ¡se han reportado en sus sitios oficiales hasta el 3 de julio casi 30.000 muertos y más de 3.000.000 de efectos adversos en la población vacunada!
Es inminente la puesta en marcha de un plan de inmunización para niños –cuyo riesgo por covid es casi nulo- y embarazadas –habiéndose producido abortos en los ensayos- a pesar de que ha sido desaconsejado hasta por la OMS. ¡Esto debería ser la gota que rebalse el vaso para detener la ya trágica campaña mal llamada de vacunación!

Pedro Moreno

PD: en el Instagram epidemiólogos.argentinos se puede encontrar el cuadro con los números citados aquí.
PD2: en el DNU 125/2021 se menciona que la Argentina fue seleccionada por la OMS como parte de los países que están participando de los “Estudios Solidaridad” con el objetivo de generar datos rigurosos para evaluar la eficacia de vacunas.
Adherimos de manera total y absoluta a lo expresado con rigurosidad en esta publicación realizada por Pedro Moreno, periodista serio comprometido con la verdad, la vida y la libertad.

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Leonardo González Bayona, médico especialista en medicina familiar MN 97.300 MP 93.885
Argentina
Matelda Lisdero, médica ginecóloga MN 95299

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