Se publico un nuevo trabajo que así lo corrobora efectuado por siete médicos españoles – Rosa María Narros, Antonio Ruiz, Hilario Robledo, Sergio Mejia, Santiago de la Roca, Esther de la Paz, Saul David Flores- , una farmaceutica – Ines Santa María y una analista – María Luisa Garcia, que midieron los niveles de oxigeno y dióxido de carbono en ele interior de los distintos tipos de mascarillas que se comercializan, textil, quirúrgica, FFP2 y FFP3 y en la sangre de quienes lo han llevado largo tiempo.
El estudio realizado concluye asegurando que todos las mascarillas sin excepción disminuyen en boca el nivel de oxigeno que entra y aumenta la cantidad de dióxido de carbono. El resultado es que pasa lo mismo con el nivel de ambos gases en las arterias lo que da lugar a una situación de hipoxia y , por ende una insuficiencia respiratoria.
Cuando usamos una mascarilla impedimos que al respirar llegue a nuestro pulmón suficiente oxigeno pero también que se eliminen libremente “por el efecto barrera”el dióxido de carbono y los gases procedentes de los procesos digestivo. Gases que al permanecer parcialmente en ele interior de la mascarilla volvemos a inhalar.
Esta constatado que un déficit de oxigeno continuado hace disminuir su concentración en sangre mientras aumenta la del dióxido de carbono, algo que a su vez provoca una aumento de la acidez sanguínea, que rompe el equilibrio necesario para el correcto funcionamiento de células y tejidos.
Los resultados de los estudios fueron claros – TODAS LAS MACARILLAS PROVOCAN HIPOXIA (DÉFICIT DE OXIGENO) E HIPERCAPNIA (EXCESO DE C0 2 EN SANGRE). A demás si la concentración de oxigeno desciende al 10% y la presión baja a 60 mmHg puede haber asfixia mortal.