Alerta sanitaria “Te paso un PDF y tomalo sin miedo”: cómo funciona el peligroso mercado ilegal del dióxido de cloro en el país

“Dejen de prohibir tanto que ya no alcanzo a desobedecer todo”. El jueves 6 de agosto, Viviana Canosa se despedía de su programa nocturno “Nada personal” con esa frase en una cartulina. Acto seguido bebió un trago de una botella que tenía a su lado y dijo que era CDS (dióxido de cloro). “Voy a tomar un traguito, yo no recomiendo pero les muestro lo que hago”. Tomó, guiñó un ojo, levantó su pulgar derecho y dijo hasta mañana.

A partir de entonces un aluvión de controversias se generó en relación a esta sustancia también conocida como “suplemento mineral milagroso”. En la mayoría de los países latinoamericanos, muchas páginas de Facebook e Instagram promocionan el dióxido de cloro (CDS: Chlorine Dioxide Solution) defendiendo que permitiría prevenir e incluso curar enfermedades como el covid, el cáncer, la hepatitis, la neumonía, la próstata y hasta problemas bucales.

¿Qué es el dióxido de cloro? “Se trata un producto químico que puede ser preparado en solución a partir de clorito de sodio y ácido clorhídrico. Esta sustancia puede ser utilizada como desinfectante o blanqueador en la industria textil o papelera”, explica el médico Alejandro Macías. “Es absurdo usarlo como se lo está haciendo y se pone en riesgo la salud en caso de tomar una dosis alta”, agrega este toxicólogo y profesor de Microbiología, que ejerce en la Universidad de California.

En las últimas 48 horas, dos muertes relacionadas con el dióxido de cloro volvieron a poner el tema en foco. El viernes, la de un hombre jujeño, de 50 años, de la localidad de San Pedro. Y el sábado la de un chico de 5 años, de Plottier, en Neuquén. En ambos casos se están investigando las razones de los fallecimientos.

En el medio local “Jujuy al día”, Gloria Ríos, hermana del fallecido, afirmó: “Tenía los síntomas del coronavirus, en su desesperación por curarse, tomó dióxido de cloro. Nadie lo obligó pero tomó la decisión tras ver un video que decía que curaba el coronavirus”. Ríos explico que su hermano “se contactó por Facebook con la persona que promocionaba el dióxido de cloro, lo compró, lo tomó y terminó muriendo. Mi hermano pagó alrededor de $5.000 por un frasquito de dióxido de cloro que al tomarlo lo llevó a la muerte”.

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