Mariana, oriunda de la provincia de Buenos Aires, de la localidad de Lincoln, fue víctima de una negligencia médica tras haber concebido a su hijo, luego que lo hayan vacunado contra la hepatitis b sin su consentimiento, lo que desató una encefalitis que generó serie de cuadros severos por una sepsis, que lo derivó en terapia intensiva.
Con el paso de los años Mariana investigó diferentes de recuperación alternativa y en algunos años logró revertir el diagnóstico de su hijo. Fueron años de seguir diferentes protocolos con procesos de desintoxicación, desparasitación, acompañado por una alimentación antiinflamatoria y suplementación.
Con el correr del tiempo se volvió una experta en autismo, epilepsia y TGD; tanto que sus estudios, investigaciones e intervenciones lograron que hoy su hijo no padezca epilepsia y los niveles polisomnografía den absolutamente normales.
Hoy, el niño tiene 15 años y sufre de autismo. Por eso, la madre, quien es médica y fisioterapeuta, empezó a utilizar el tratamiento de dióxido de cloro para lograr combatir los síntomas de autismo en su hijo.
“Mi hijo se fue desintoxicando y componiéndose a nivel físico y psicológico paulatinamente, mi conclusión es que, a más cantidad de vacunas, más graves es el autismo, lo estoy viendo en niños conocidos que fueron víctimas de padres con obsesión de las vacunas”, dijo la mujer.
Por último, la médica aseguró que las vacunas son el gran enemigo de los sistemas inmunológicos en las personas.
