Todos los problemas tienen origen en hechos o percepciones de la realidad, entre ellos, como falencia repetida, la inferioridad de una clase política acompañada de un periodismo carente de principios ni visión a largo plazo.
Cuando alguien tuvo perspectiva de estadista, realizó obras estratégicas, no repetidas en gestiones posteriores, el único placer que encuentran ante la incapacidad para imitarlo es destruir imagen con chismes mutados a información.
Por más que cueste, Juan Carlos Romero fue el único gobernador qué hizo su gestión con una visión de estadista, virtud que está gran ausente en la clase política, obras que cambiaron la faz de la provincia tanto en infraestructura como producción.
Estas acciones de gobierno que perduran en el tiempo se las pueden ver en el pasado, Ricardo Durand, Roberto Romero, gestores y promotores de iniciativas que cambiaron nuestra comarca…volviendo al presente, lo que proliferó son los discursos alucinantes que al escucharlos y contrastar con la realidad nos topamos con un montículo de palabras que suenan mucho y son nada, diría casi política virtual, gestores de incrementos de miseria…y allí, como recurso mágico están las cuentas fantasmas improbadas, falta hacerlo cargo del derretimiento de los hielos antárticos y entre otros, será uno de los argumentos para ocultar la incapacidad del crítico y la obra del estadista.
Juan Carlos Romero, actual senador nacional ha demostrado ser un hombre de política, aún con errores y certezas es considerado por propios y extraños como un dirigente de pura cepa. Vigente como pocos.
