Sigue detenida en su domicilio. La líder de la Tupac Amaru aseguró que no entiende por qué Gerardo Morales la odia. Está contenta con el triunfo de Alberto Fernández y está formando a otros dirigentes. Las charlas con Evo Morales, su defensa, la historia de la quema del nicho de su padre que atribuye al gobernador, la destrucción de la obra de la Tupac y la esperanza de libertad.
Hace seis años, cuando no se imaginaba ni en la peor de sus pesadillas que iba a cumplir cuatro años presa, Milagro Sala vivió un episodio que le dio la pauta de lo que que era capaz de hacer su entonces adversario político y hoy gobernador cuando tuviera el poder en la provincia: la líder de la Tupac Amaru asegura que Gerardo Morales mandó a prender fuego el nicho de su padre al otro día de su fallecimiento y que se lo confesaron unos chicos que le pidieron perdón unos días después. Estaban drogados y les habían pagado. El Papa la llamó entonces para contenerla y recomendarle no responder provocaciones. La dirigente recibió a Página/12 mientras estudiaba un plano de la obra que hizo su organización. Quiere decir más cosas en la justicia porque siente que tendría que haber hablado mucho más para defenderse en las audiencias y en estos días se dedica a formar cuadros políticos y a escribir un libro sobre su vida. Está convencida de que Morales la odia, insiste en que ella ya lo perdonó y que lo considera digno de lástima. Festeja el triunfo de Alberto Fernández como presidente y dice que a pesar de todo lo que le pasó, volvería a hacer lo que hizo.
Fuente: Página 12