Antes de que Evo Morales anunciara su renuncia como presidente de Bolivia, apareció en escena, Luis Fernando Camacho, empresario y abogado que luego de las cuestionadas elecciones, fue quien encabezó las protestas y reclamó la dimisión del primer mandatario, a pesar de que en estas elecciones no se presentó para competir por ningún cargo.
Camacho es dueño del Grupo Empresarial Nacional Vida S.A., que posee inversiones directa o indirectamente en empresas como Conecta, Tecorp, Xperience, Fenix Seguros, además de Nacional Seguros Vida, una compañía ligada a seguros, el gas y los servicios.
Aunque el abogado nunca habló públicamente de su rechazo a Morales por un problema personal, se cree que después de que se nacionalizara el gas en Bolivia, perdió mucho dinero, lo que despertó su odio.
Sergas, empresa que era propiedad de José Luis Camacho, era una de las compañías que distribuía gas natural en Santa Cruz, hasta que se nacionalizó este recurso, y el padre de Luis Fernando quedó con juicios millonarios contra el Estado por daño económico.
Esta compleja situación comenzó en el año 2006, cuando el presidente Evo Morales le dio inicio al Proceso de Cambio, momento en que nacionalizó los hidrocarburos y terminó con el derroche de los recursos bolivianos en manos de empresas privadas.
Según un informe del medio boliviano Motor Económico, la familia Camacho en su conjunto tenía el monopolio de todos los negocios relacionados con el gas en Santa Cruz, ya que otras dos empresas dedicas al mismo recurso eran del primo y del trío de Luis Fernando.
De este modo, a Camacho y a su padre se los empezó a investigar por pagarle al Estado 20 millones de dólares, mientras que las grandes sumas millonarias iban a parar a sus bolsillos, sin nunca volver a Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB), ni a la dirección de Impuestos Nacionales, ni al Estado en ninguna instancia.
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