Carta abierta.
Luis Sarmiento, profesor de auditoria contable de la Universidad de Salta
Con los resultados electorales de las útiles PASO de Salta se ha descubierto un aspecto que estaba oculto y bajo siete candados. ¡EL SISTEMA NO ES FIABLE!
Si no fuera que quienes han denunciado esto son en general candidatos con pocos votos en su patrimonio electoral, parecería gracioso. Que es cuestión de malos perdedores.
Pero quienes, desde el primer momento hemos hablado (cual quien habla a una pared) de las deficiencias del sistema, sentimos una sensación de “si te lo dije…. Hace tiempo”
Quien esto escribe incluso mandó al Consejo Profesional de Ciencias Económicas un artículo en el sentido de la poca confiabilidad del sistema electrónica, y, justamente por aquello de la electrónica … se me escondió en mi computadora personal y no lo encuentro. Por ello trataré de poner en funcionamiento mi floja memoria y tratar de recordar los argumentos sobre los que me sostenía.
He leído por allí que los dispositivos que se utilizan en la votación son los mismos que hace un par de años y que la tecnología los ha pasado por arriba. Puede ser. Pero también recordaría que por ejemplo con un Colt de avancarga del los 1860 se puede asaltar un banco. Y que muchas cosas que usamos a diario son viejas, pero bien mantenidas pueden prestar el servicio que se pretende de ellas con eficiencia y eficacia. Argumento no válido.
Lo que si, dicho dispositivo debería contener un certificado de “servicio correcto” emitido, por ejemplo, por el INTI. Tal como se pretende con los surtidores de combustible o los ilegales radares que pululan en las rutas argentinas.
Qué tienen adentro del mágico dispositivo. ¿Tiene EXACTAMENTE lo que el dispositivo debe tener para receptar, almacenar y contar los votos? ¿No tiene nada más? ¿Nada menos? ¿No tienen elementos que trasmiten datos? ¿Todos son exactamente iguales? Atención con este punto, una auditoría en este caso no puede ser muestral. NINGUNO de los aparatos distribuidos por la Provincia puede ser distinto al que se mostró para la primera prueba. Repito, NINGUNO.
Y esto no solo por aquello de la cosa entregada en una operación de provisión de cosas al Estado deben ser iguales a la ofrecida sino porque todos (los de Santa Victoria, La Candelaria, Vaqueros o Grand Bourg) deben ofrecer al elector los mismos estándares de garantía. Que se estima está en la igualdad de la cosa.
La segunda garantía es un poco más compleja, es decir, el elector o el auditor, (cada uno en su momento y en su rol) ¿tiene la COMPLETA SEGURIDAD que el software que va a receptar, almacenar y contar los votos es el mismo que dice que está corriendo o lo mostraron en las pruebas de auditoría?
Quien vota, ¿conoce esto del software? ¿Le debe interesar? La respuesta es no. Un paciente que ingresa al hospital no pregunta si la droga que le están inyectando y que le salva la vida es la que corresponde. Confía en los medios y procedimientos que es Estado (dado el caso pongamos el Estado) pone a su disposición. Pero quienes conocemos las cosas, intereses en juego y años de haber lidiado con código sabemos que no es tan sencillo y librado a la confianza…. Porque mala praxis existe.
Y ¿los auditores? ¿Tienen la seguridad plena que el mismo software cuyo código pueden haber observado y revisado como código fuente es el mismo código que como objeto corre receptando, almacenando y contando los votos en todos los lugares y al tiempo de votación en toda la provincia?
Y cuáles son los riesgos. En Auditoría basamos la revisión teniendo presente cuáles son los riesgos que se corre de que la cosa auditada no cumpla exactamente los objetivos para la que está destinada. Es decir, que los procesos no sean alterables.
Riesgo que no se respete la voluntad del del elector. Es decir, por ejemplo, imprime una cosa pero luego cuenta otra. Mentira de patas cortas se dirá, pues luego se debe hacer un conteo uno por uno de los cartones (votos) emitidos y allí surgirá una diferencia. Y si … se debe controlar uno por uno los votos…. ¿para qué demonios se hizo esta inversión cibernética descomunal y cara?
Riesgo que el software induzca a cierto voto. ¿El 100% del electorado tiene claro su voto? La respuesta es no y no depende del voto papel o voto por teclado táctil (¿suena lindo no? Táctil). Con un poco de ingenio dispongo la pantalla de cierto modo, confiando en que el elector puede sentir temor reverencial de mostrar su desconocimiento del manejo de estos cachivaches electrónico. Y que no va a preguntar. Clink….el voto para tal lista.
Riesgo que se vayan conociendo los resultados de tales máquinas a medida que se produzca la votación, con trasmisiones que se puedan hacer desde las mismas. ¿Se puede? La máquina ¿está totalmente stand alone? Ya se hablo de esto más arriba. ¿La respuesta es indubitable?
Riesgo que el software que fue revisado (luego que graciosamente se lo entregara tal revisión) no sean el mismo que funciona durante la votación. Es el riesgo que se corre en cualquier auditoría de sistemas electrónicos, y para ello existen herramientas para su detección, que en general no son aplicables en este caso.
Preguntas ¿Cuál es la urgencia para que el resultado esté a las 20 horas, por ejemplo? ¿El periodismo? ¿La noticia? ¿Vale el costo involucrado?
Todos los electores comprenden lo que es el voto papel. Saben como el proceso y lo pueden explicar con claridad a quien se lo pregunte. No sucede los mismo con el voto electrónico. Pero no porque no se interesen en el mismo, sino porque es de una gran complejidad. Porque dentro del proceso existe un código una serie de algoritmos, que será más o menos claro cuanto más o menos experto sea el desarrollador del mismo. Este fue el argumento para que algunos países (desarrollados) dejen de lado este sistema. Y nosotros nos montamos en él.
Y en definitiva, si quiero votar a Donald Trump o como un amigo que en buena épocas votó a Rezza (recordado DT) ¿No puedo hacerlo?