Mariana y Cristian viven con su cinco hijos en una carpa, tras quedar sin trabajo no le quedo otra que asentarse en un espacio publico, y tratar de sobrevivir.
La familia se asentó en un asentamiento en el barrio Villa Floresta Alta. Es una carpa de camping a la que rodearon con unos bloques mal apilados y unos pallets que sostienen a los nailon de silobolsas para que la protejan algo más en las noches frías que pasan sobre los cerros del este de la ciudad de Salta.
Es una barriada que no está en los detalles de la planificación urbana. En consecuencia, le hicieron la cisterna de agua por debajo de sus casas.
En un lotecito de unos 8 metros de frente por unos 20 de fondo se asentaron Mariana, Cristian y sus hijos.
Están allí desde hace una semana porque vienen de un desalojo ordenado por la crisis económica y social que atraviesa Salta.
“Nos aumentaron 500 pesos el alquiler de unas piezas en otra zona de Villa Floresta. Se nos fue a 6.500 pesos, más 1.000 pesos de luz, y es muchísimo para nosotros. Es por eso que nos vinimos. Acá había gente que nos dijo de este pedacito de tierra y no lo pensamos”, dijo Mariana.
“Yo antes trabajaba en una fábrica que construía pallets, pero que dejó de fabricarlos por la falta de demanda. Entonces salí a buscar changas en la construcción y en este último año todas las obras se detuvieron. No hay nada, no tengo ingresos de ningún tipo y yo tengo carné de conducir para todo tipo de vehículos, sé de construcción, sé de maderas; pero no hay nada “, dijo Cristian.
Los niños se llaman Lautaro, el más grande de 10 años; Nicolás, Zoe, Maite y Mateo, de 3 meses, es el más pequeño, y que por estas horas están sufriendo el hecho de vivir casi a la intemperie a días de comenzar el invierno.