Una joven salteña había dado a luz, pero se negaba a inscribir a su hija en el Registro Civil y no precisamente porque no la quisiera sino porque detrás se escondía una dura historia familiar, que apunta contra un ex militar acusado de abusar de sus dos hijas.
Según consta en la investigación primero la joven le dijo a su mamá que su embarazo había sido fruto de una relación con un compañero de escuela. La mujer le insistía que inscriba a su hija y la víctima no pudo soportarlo más; se quebró. En un mar de lágrimas le confesó que había sido víctima de abusos sexuales por parte de su padre.
Al escuchar el desconsolado relato de su hija la mujer no dudó en radicar la denuncia y se inició una investigación penal llevada adelante por la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual. Le precisó a la fiscal que su hija no había develado antes la historia porque continuamente amenazada por su abusador.
La víctima detalló que los abusos se cometían cuando ambos se quedaban solos en la casa. El acusado es jubilado del Ejército quien, a su vez, ya tenía una condena por el delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de otra hija mayor de edad.
Por ese caso el acusado ya fue imputado y sometido al proceso penal y llevado a juicio donde fue condenado. Pero mientras cumplía la pena volvió a convivir con su pareja en una vivienda del barrio Campo Caseros y amedrentaba contra la menor.
