Ocho días antes de que el presidente Mauricio Macri inicie la gira que lo llevará a Rusia, Suiza y Francia, se conocieron tres informes oficiales que recomiendan que el jefe de Estado no utilice vuelos comerciales. Fueron confeccionados por la Casa Militar, la Dirección Nacional de Ceremonial y la Agrupación Aérea presidencial.
La Casa Militar destacó que el uso de aerolíneas comerciales impide que el mandatario, su familia y la comitiva oficial se acerquen las proximidades del avión, por lo que deben “desplazarse por espacios públicos en el aeropuerto, principalmente en el extranjero”.
Además, el informe que lleva la firma del general de brigada José Luis Yofre subrayó que “el personal a cargo de la seguridad no dispone de información relativa a los demás integrantes del vuelo” y recordó que “el señor Presidente viajó con una persona que tenía antecedentes por narcotráfico”.
“Es importante destacar que tanto el personal de seguridad de la custodia presidencial como el de la Unidad Médica, que acompañan en el vuelo al primer mandatario y su grupo familiar, por las particularidades de la aeronave no se encuentran próximos al Presidente, lo que impide apersonarse en el tiempo adecuado ante una posible agresión o necesidad física”, argumentó Yofre.
El escrito de cinco páginas al que Infobae tuvo acceso añade como elementos contraproducentes que la custodia presidencial debe viajar desarmada, duplicándose el riesgo en caso de que los vuelos tengan escalas, y que el equipaje presidencial es pasible de ser vulnerado. También advierte que el Presidente no puede regresar de manera urgente al país si lo necesita.
El informe de Roberto Aróstegui, director de la Agrupación Aérea, que depende de la Secretaría General de la Nación, es mucho más escueto. En cuanto a la seguridad, menciona una críticas al uso de vuelos comerciales, entre ellas, que la necesidad de comprar el pasaje con antelación “pone en conocimiento del movimiento del Presidente a mucha gente”, que la operación “se hace pensando en 400 pasajeros y no en un primer mandatario”, que “el movimiento en el área general de pasajeros dificulta la custodia” y laposibilidad de que un paro de trabajadores entorpezca la agenda oficial.
La nota de Aróstegui señala también que el vuelo privado incluye varias ventajas en cuanto al confort, como por ejemplo, que “dispone de un área privada de descanso”, que “disponen de áreas exclusivas de trabajo con internet” y que “puede disponer libremente del horario de su agenda”.
Por último, la Dirección General de Ceremonial de la Cancillería concluyó que sería positivo considerar la reutilización de alguna aeronave de la flota presidencial” para acomodarse a las exigencias protocolares. “Un ejemplo de ello es la ceremonia de bienvenida con la que el país anfitrión honra al ilustre visitante. Es práctica establecida, en casos de visitas de Estado u oficiales, que el jefe de Estado o de Gobierno sea recibido al pie del avión por su propio par o el ministro de Relaciones Exteriores. Al mismo tiempo, participa de la ceremonia de rendición de honores que consta de entonación de marchas o de los himnos nacionales, revista de tropas, saludo a las formaciones de recepción y, en algunos casos, encuentro o saludo a la prensa”, argumentó.
Asimismo, hizo hincapié en la cuestión del confort. “La utlización de vuelos no comerciales (sean del Gobierno o rentados) ayudaría a maximizar el aprovechamiento de la agenda del Presidente y su comitiva en el país visitado, especialmente en el caso de largos viajes transoceánicos donde se podría administrar mejor el tiempo necesario de adaptación a la hora y el lugar (efecto jet-lag). A tal efecto, la aeronave a utilizarse, deseablemente debería contar con un espacio disponible para que el señor Presidente pueda descansar de manera cómoda y confortable durante el vuelo de manera de estar preparado para afrontar los desafíos y las responsabilidades impuestas por la intensa agenda de trabajo que lo espera”, planteó.